Hay que recoger las kakas
de los perros que hacen en la calle, cultivar el civismo y contribuir al
bienestar del resto de miembros de la comunidad. Es muy posible que dentro de
poco haya que salir con la mochila cargada para fumigar con vinagre o lejía los
pipis del amigo del hombre. Aquí se demuestra que los políticos
piensan. Sin embargo, no piensan que hay que baldear las calles y los
contenedores de basura. Quizá, permítanme que piense que, para estas cosas y
otras hacen falta políticos que den la talla y no sucedáneos.
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