Hacer daño al prójimo es
una labor que el “Samaritano” que lo hace se deja la puerta abierta de la
hipocresía y la maldad. Así se puede ver y certificar ese mundo cerrado de
perversidad. Los auxilios que presta se reducen a la villanía sin necesidad de
utilizar la lengua aramea. Alguien debe pensar, si pensar sabe, que hay
actitudes que denigran y dan la oportunidad de que las letras crucifiquen sin
piedad al que con tenue voz hace gritar: miserable.
¡Ostia! Quiero pensar que este post es el suma y sigue del anterior, PATÉTICO. Desconozco a quien va dirigido pero está claro que va bien servido.
ResponderEliminarOjo al dato como tira Evencio y lastima que no sepamos para quien va el tiro.
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