domingo, 28 de octubre de 2012

INQUINIDAD DE LA MORAL.



Frio invernal que congela cuerpos y desvela almas. Pobres sentados en bancos de madera para hacer acopio de falta de calor. Minados por la crueldad que a veces nos muestra la vida, permanecen con la honra de quien vive libre de hipotecas de la sociedad, para que la sociedad quede hipotecada de descrédito. Y ateridos de frio, pagan la deuda de la miseria mirando sin ver y viendo sin mirar. Cuando expira el día, los inocentes se refugian en cajas de cartón para que la intemperie no acabe con las vidas de seres originarios de la pobreza. Y al amparo del infortunio se dejan la vida para encontrarse con la eternidad y acabar con el sufrimiento y la desolación. Y el vil mundo contempla sin piedad el dolor, quebranto y amargura de seres humanos que viven en el holocausto de la privación, indigencia y penuria. Y la sociedad vive con la etiqueta de la  inquinidad de la moral. Esa mezquindad del otro ser humano, que morirá con la avaricia de la nimiedad. 

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