Es evidente que la Monarquía no vive sus mejores momentos, ni
MARIANO RAJOY, ni su Ministro de Educación. Si el Monarca pretende ahora dar
clases de autoridad, en su casa puede hacer de PROFESOR.
Esas posturas fuera de lugar no son propias de un Jefe de Estado. Chirrían
demasiado sus comportamientos públicos. Pero ni el Monarca con su filípica, ni
Mariano encogiéndose de hombros, ni el Ministro de Educación tratando de
españolizar a los ya españoles, merecen el mas mínimo crédito.
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