Esperemos que en próximos comicios, acaben las mayorías de tramposos sostenibles.
La confianza se debe dar al que la
merece, “no al que abusa de ella”. Y como tenemos pruebas evidentes de
la inmoralidad del bipartidismo, habrá que buscar otras soluciones para evitar
la indecencia de los vendedores de confianza y otras bagatelas. Y estos
sembradores de desconfianza, que afronten su futuro entre la azada, hacha y
hoz. Trabajos honestos, para quien ni eso se merece
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