Vivimos tiempos que me hacen
pensar que estamos en la Edad Media. A la entera no llegamos. Y
desajustados con el presente siglo, arrastramos lo catatónico. Desborda la
corrupción de la clase política, el pasotismo de la sociedad ante semejante
barbarie, la rectificación del Gobierno de distintas medidas impopulares revocadas por el clamor del pueblo, un
Gobierno embalsamado en “sobres”, y una oposición que lidera RUBALCABA, que
huele a cadáver político. Y jueces y fiscales haciendo del hastió, el servicio
que irrita al pueblo.
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