Ayer el pueblo libre y
soberano coreaba, “Felipe, acelera, que viene la tercera”. En su derecho está
de exigir cambios. Y no es malo reflexionar sobre el futuro, en el que se
deduce el epílogo de la Monarquía. La
época del empíreo sempiterno del Rey, no encaja con los tiempos que vivimos,
emular el comportamiento celestial de Benedicto XXVI, sería una bendición de
Dios.
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