Santidad, nos deja con la cruz a cuestas de la corrupción,
con el viacrucis del paro, con el pecado de la soberbia, con la pobreza
emergente, con un mundo perverso lejos de acatar algunos Mandamientos de la Ley
de Dios, no matarás, no robarás, no dirás falso testimonio ni mentirás y no
codiciaras los bienes ajenos. Nos deja Santidad
afligidos y tristes en este valle de lágrimas. Y el ser humano seguirá en el páramo del Evangelio, acordándose de Dios en la enfermedad, cometiendo actos
impuros y muriendo para que la vida tenga sentido.
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