lunes, 11 de febrero de 2013

UN PUEBLO BELIGERANTE


Al día de hoy no hay pretexto para que el pueblo siga en un estado de anestesia que induce a pensar en una sociedad beligerante ante el clamor mundial de la corrupción. No se puede eximir al Gobierno de responsabilidades que no asume, ni absolver de la tala indiscriminada de derechos adquiridos. Los hechos son tozudos. Un Gobierno que engaña vive en el descrédito permanente. Y con el embeleco como estandarte, no hay mortal que pueda dar credibilidad al embaucador y practicante del camelo. Ningún pueblo cree en su Gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados (OCTAVIO PAZ)

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