Cuando el Gobierno va al rebufo de determinados post, “se le enciende su apagada luz”. Y deja en evidencia la eficacia de su
insuficiencia. Y de poco sirve airear recibimientos apoteósicos para el deleite
de los cortesanos. Cuando existen deficiencias y además comprobadas, lo que
procede es, subsanarlas. Los aplausos para cuando no haya parados,
desahuciados, y se gestione el dinero público con sentido común. Mientras
tanto la situación invita a trabajar y no hacer del trabajo folclore. La
seriedad exige comportamientos éticos.
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