La derecha es la sombra de
la sombra. El desmayo cuyas ramas anuncian el desvanecimiento del árbol caído.
Una derecha que hay que impugnar por el inmoderado comportamiento ético y moral
con una sociedad atenazada por el devenir de medidas que pueden cuestionar el
pan nuestro de cada día. Una derecha que navega entre la añagaza y lo
especioso. Y deja un halo de fraude que
certifica un programa electoral, y unas medidas que cuestionan la
honestidad de desnudos de decencia.
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