Elisa Ortiz vive de lo que no quiere ver muerto. Y en esa exposición
permanente nos muestra la historia como botín de quien sabe conservar recuerdos
envueltos en cendal. Exquisito el peregrinaje de pasados inolvidables, y con el
tiempo vencido veremos con ojos de lince, la luz de las sombras. Enhorabuena.
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