Lo parduzco y lo negruzco, resulta ser la claridad meridiana y nitidez. El académico
de lo obvio y notorio, sagaz y lúcido pasea por el folio blanco lo ético y lo
estético. Es la ostia sagrada con la que deben comulgar ateos de la
humildad, proclives a ver el fondo azul de los ojos, escuchar homilías de la
DIVINA PASTORA, y hacer de la prepotencia la esencia evaporada de la vida. Y
desnudos ante el mundo, solo cabe la gratitud a D. VICENTE CALVO ALFONSO, por
haber escogido estos días de calor para evitar la congelación. Eso se llama,
generosidad.
Estos post que escribe Evencio forman parte del desvelo. El sueño para otro día.
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