Si
la derecha no suelta el lastre de “derechona” y
sigue con el perfume rancio de Chanel, sucumbirá a los tiempos de
Zara, Mango y el mercadillo. La época presagia sencillez y humildad
y la derecha no se distingue por la naturalidad y simpleza. Ni es consciente de
que el ciclo que vivimos debe imperar lo fecundo del sentido común. A veces lo pregonan pero no lo practican.
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