martes, 3 de noviembre de 2015

EN EL PECADO LLEVARÁ LA PENITENCIA

La solidaridad con los inmigrantes es deprimente. Ignorar lo obvio es estar aparcado en un mundo donde perece la dignidad. Las personas tienen el derecho a vivir con el decoro que se les niega. El ser humano rebosa de estéril humanidad y propicia que este colectivo, sin patria y sin pan, tenga que recorrer el penoso camino de las limitaciones, trabas y obstáculos para que la contrariedad sea la mochila del viaje. De  obligado cumplimiento es hacer un hueco a los refugiados sin refugio, ese mundo atrapado en la cruel espiral del desentendimiento y de conciencias congeladas que miran y no ven. Ayer, seguramente, la lluvia limpiaría  el alma de algún predicador que, ajeno a la desventura del prójimo, hizo bueno el pecado faltando a la razón, la verdad, la conciencia recta y atentar contra la solidaridad humana. En el pecado llevará la penitencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario