Educación
y sanidad, deben ser siempre para cualquier Gobierno los dos servicios públicos
que figuren en la lista de prioridades. Hemos podido comprobar a lo largo de la
vida democrática los vaivenes de la EDUCACIÓN, quizá porque el Gobierno piensa
que el progreso es generar analfabetos y hay que evitar que haya excedente de
una materia que frena la evolución de un país. La SANIDAD es otro colectivo que
debe ser intocable y mejorable. Deberían probar los artífices de podas
inadmisibles, la medicina que recetan.
Ellos no lo probarán.
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