El dominio político
que ejerce “EL GALGO” apabulla. La maestría que dan los años la ejerce con una
sabiduría que deja perplejos a políticos novicios, a encriptados en el tiempo en
cargos públicos y al elenco de partidos que nunca serán enteros. Son
mundos tan disimiles que hacen posible distinguir con facilidad las
desigualdades.
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