Aquí no se dilucidan las ideas de nadie, simplemente lo único
que se pide es responsabilidad, seriedad, rigor y sentido común. El
desbordamiento de la pandemia es un hecho irrefutable que se vive y se padece.
Pero no es menos irrefutable el desconcierto de quienes manejan la crisis que
vemos un día sí y otro también. Entiendo que la situación es sumamente
compleja, pero no dejo de entender que la libertad de expresión está para
ejercerla. Y yo no rehuyo a llamarle a las cosas por su nombre.
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