Después de
escuchar el discurso del Presidente de El Salvador, pleno de coherencia y
sentido común, uno se da cuenta de las limitaciones de Pedro Sánchez. No
atesora esas virtudes. La facilidad de su alocución y las medidas que anuncia
para resolver los problemas de la pandemia, nada tienen que ver con el discurso
farragoso, sin aportar luz y alarmista de nuestro Presidente. Debería
escucharlo.
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