El mundo político es un terremoto permanente. Cada día tenemos un sobresalto, para no dejar de estar alerta de los movimientos sísmicos que se produzcan. Una penitencia que nos imponen, a las muchas que ya tenemos. El alma en vilo como un servicio más de atención, a los que nos proporcionan el aditamento, de, no se acuesten, porque los desvelos, son ajenos al sueño. Atentos a la bolsa, prima de riesgo, declaraciones de Guindos en Alemania, y a las ruedas de prensa de Soraya, y procuren tener la cafinitrina en la mano. No hay un respiro a la tranquilidad, no osen sosegarse, porque tal vez mañana, nos anuncien, que la subida de la luz, gas, y agua, no es suficiente. Lo que sí es suficiente, la agonía que el ciudadano está sufriendo, porque gobernantes petimetres, nos han llevado a esta situación, que mata lentamente. Y ellos con vida, y sin asfixias.
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