Los políticos que se
presenten a las próximas elecciones deben tener presente excluir de su
curriculum vitae, la artimaña, el ardid y desposeerse de la malicia para no ser
identificados con la sutileza de arteros.
Hay que habitar en el mundo de la transparencia y, sobre todo, en el de la
honestidad, no caben medias tintas ni la vuelta atrás de fiascos y timadores.
Los votos se cotizarán caros y tendrán que sopesar mucho la composición de las listas,
programas y contención de gastos en sus campañas para que al ciudadano no se le
dé la opción de pensar en próximos despilfarradores, hasta en eso tienen que ser precavidos.
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