Entre telarañas y zarzas se
enreda el mundo del pasado para dejar una herencia que algunos herederos
deberían renunciar. Esos algunos todavía viven entre la ceguera, la
independencia cautiva y la palabra sedada para no escuchar la rebelión de los
muertos. La ignorancia es la mejor anestesia de, quien aislado del cloroformo,
encuentra en su desierto el oasis de la suya. “Quizás te enriquezca más el dejar ir lo que te sobra que el perseguir
lo que crees que te falta” (RAFAEL VIDAC).
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