Llegan tiempos de pactos -lo mejor que puede pasar- y de mayorías en la
espiral de su fin. Que así sea. Los pactos representan mucho
mejor al pueblo y, además, es una decisión de las urnas en las que solo cabe el
respeto. Esto es democracia. Las mayorías, demostrado está,
han dejado al país en pelotas y han hecho posible que conozcamos mejor a los
gobernantes, la ansiedad que producen y lo ignominioso. De esas experiencias
negativas el pueblo debe aprenderse la lección y fraccionar el voto, porque
para no poder vivir de una forma digna ya sabemos lo que da de sí el
bipartidismo.
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