Cuando una parte del país
está por la labor de la independencia y la ruptura con la nación, me vienen a
la memoria algunas palabras del discurso de la segunda investidura de ABRAHAM
LINCOLN del 4 de marzo de 1865: la
reconciliación y la paz son los cimientos de la democracia y puso empeño y
apego a los principios de la libertad y la igualdad. Se le recuerda a este
sabio por toda su trayectoria, pero se le honra principalmente por el logro
histórico de evitar la división territorial de los Estados Unidos a causa de la
guerra civil. Aquí lo que prima es tomarse la justicia por su mano, el
desorden, la picaresca y la involución. En estos menesteres este es un país de
catedráticos.
CATEDRÁTICOS DE LA BANALIDAD PERMANENTE.
ResponderEliminarMás bien un país de ignorantes.
ResponderEliminarNo damos más de si.
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