Sigue el Gobierno vendiendo el epílogo
de la crisis, y lo hacen con una naturalidad que asombra. Son contumaces en
estas tareas del engaño. Me da la sensación de que tengo que ir al oftalmólogo
porque las cataras me impiden ver los brotes de la esperanza. Hay locuacidad,
fraseología y verborrea “con moho”. Tanta labia para doctorarse en la
mentira sistemática, el logro produce la suntuosidad de amantes del fariseísmo
y el infundio.
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