No
he conocido a ningún político que haga de la cercanía la excelencia de Jesús Ros. Seguramente, hay que nacer con ese don y
habrá que esperar y no desesperar para ver otro igual. En el trato con las
personas marca diferencias, que superarlas no está al alcance de cualquiera.
Son formas muy personales que lo identifican y lo sitúan en esas modalidades superiores
al resto de políticos.
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