Desde
aquel “Venceréis, pero no convenceréis” de Miguel Unamuno al día de hoy,
ni vencedores ni vencidos convencen. La política nacional forma parte del
desastre patrio porque no aflora el talento, porque el sentido común no se usa
y el conocimiento es un bien escaso. Solo prima el interés partidista de unos y
otros sin más miras que estar ciegos. Y el pueblo resiste para emular la
paciencia de JOB, pensando, como diría Negrín, que resistir es vencer. Tanta calma invita al huracán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario