La obscenidad de la vida política evidencia la falta de
moradores honestos en los puestos de responsabilidad púbica. Vivir en la
ignominia, descrédito y afrenta, es el colchón donde duerme el político, y se
acuestan los partidos. Una mezcolanza de furtivos no efímeros amantes de lo
ajeno. Y pertenecientes a casas tan nobles cómo el PP y PSOE.
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