sábado, 15 de noviembre de 2014

BUENOS DÍAS

En este desorden asimétrico que asfixia mi despacho, no falta la Antología poética de Mario Benedetti y la de Rubén Darío. Así mismo, los libros del poeta de la tierra, Vicent Beguer, que son un referente de la luz del día. José Luis Sampedro me acompaña en este pequeño refugio para dar fe del título de uno de sus libros, “Escribir es vivir”. Al menos vivir con la esperanza de saber escribir, es esperar a la muerte con el anhelo de haber vivido. Se amontonan demasiadas cosas para poder ordenarlas y de ahí que la anarquía tenga derecho a su existencia. Leo una carta que me remitió María José Catalá en la que dejó una ráfaga de ternura y, yo, gratitud de aquel afecto. Un artículo que me dedicó Sento Beguer en el BIM con el siguiente titulo, PARA QUE ME ENTIENDAS, nunca he dejado de entenderlo. Algún apunte en las famosas servilletas como este: “la alimentación debería formar parte de los ciclos educativos de primaria”. El último libro que me han regalado, VOLTAIRE, y enfrente de mi estoy mirando el lomo de otro ilustre, ARISTÓTELES y pegado a él, SÉNECA. Hay un cierto afán de búsqueda para recordar lo que olvidas, y, con el paso del tiempo, olvidar lo que recuerdas. Borges decía: “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. 

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