martes, 25 de noviembre de 2014

UNA VISITA A LA NECRÓPOLIS



Hace unos días visitaba el Cementerio de Valencia y entre la soledad y el silencio gravitaba la lozanía de las flores, el más allá acá, la remembranza y, posiblemente, el perdón en la ternura de los pétalos. Y en ese jardín que marchita la nostalgia, la tumba cerrada a cal y canto para abrir la esperanza de que el tiempo una lo que separa. La espera es el anhelo que transporta la aflicción al sumo de la inconformidad para que la creencia viva en las esporas de la fe. Al marcharme volví la vista atrás y vi algunas tumbas sin flores y pensé que adentro y fuera todo desfallece. 

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