El
futuro Gobierno de Torrent lo investirán las urnas. No será María José Catalá
la que ostente poderes divinos para decidir el futuro de un presente con el
final a puerta gayola. La izquierda
amenaza con el finiquito de una derecha en las antípodas del progreso y
anquilosada democráticamente. Hoy, el mundo gira en dirección contraria a
posicionamientos estáticos y arcaicos que nada tienen que ver con la evolución de lo imparable. “Involución”, NO.
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