El
nerviosismo de algunos socialistas, deja pocas dudas cuando se tiene
oportunidad de hablar con ellos. Para alguno será un adiós sin ira pero con
dolor y sin dejar de pensar en lo que pudo haber sido y no fue. Pero deben
entender que los cargos públicos no son para toda la vida -salvo excepciones
que no comparto-, sin dejar al margen limitadas preparaciones para ejercerlos.
Lo que sería honesto e inteligente es dar un paso al frente y despedirse antes
de ser despedido.
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