El mundo político de la
tierra está anclado en remotos tiempos y hay avaricia por permanecer en
pretéritas épocas. Son todos los que
están y están todos los que son. Sin aliento, sin mañana y sin que el dardo
en ocasiones envenenado de las letras surta efecto. De la necedad ejemplo y
vírgenes de la lectura nada cuesta recordar el botín que dejó Antonio
Machado para de forma gratuita adecentarse de las miserias que arrastran: “Caminante, no hay camino, se hace camino
al andar”. Tanta placidez y tanto sosiego está necesitado de agitar para no
morir con llagas de quietud.
Hay a quien le interesa seguir y hacer a los demás anclarse en el tiempo, con la única finalidad de mantener su porte y su figura en la palestra.
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