En
política, hay que hablar de seriedad, rigor, honestidad, compromiso.
Y hacer de ella la simplicidad del sentido común, y la cordura. Es la vitalidad
y el sostén de ese ejercicio proclive al naufragio de valores en desuso, y
están ahí. Son normas de obligado cumplimiento. Hay que establecer un
modelo que genere credibilidad, que haya solvencia de la palabra, y que esta
gravite donde la verdad murió de la mentira. El argumento sólido, debe ser el
cemento que cierre grietas, y fije la seguridad de estructuras arcaicas. Es el
manual de la sencillez, que por ser sencillo, encierra dificultades
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