Los errores del pasado, traen las equivocaciones del presente, y fundidas ambas, son el eclipse de un pueblo, que forma parte pasiva, de ver la holganza de vividores a su costa, quedándose petrificados, y obviando su propia minusvalía. Una predela patética, con diecisiete retablos, que más que ver, invitan a no ser vistos.
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