El pueblo español mira perplejo
pero con tranquilidad la entrada en la cárcel de esa legión de mangantes del
Partido Popular, porque ya está adquiriendo normalidad el hecho de ir desmantelando
las arcas públicas sin que haya necesidad de quedarnos atónitos. Este país bananero y mediocre es incapaz de
reaccionar ante una situación que invita salir a la calle, y justificada
estaría una revolución social y dejar de permanecer en el limbo. De
cobardes no se escribe la historia.
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