A tenor del post “Época
de la Emérita en el poder” solo le faltó llevar el voto (para fines
benéficos) al agasajo en el restaurante El PINO que
pagaba el erario público (no ella), sin darse cuenta que los números rojos
de la caja del Ayuntamiento imposibilitaba dispendios de esa naturaleza. Si la
aristocracia habita en el mundo del traje y la corbata a la hora de pensar, su
mundo es la indigencia como aquí queda demostrado.
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