Es incuestionable que al olmo
no se le pueden pedir peras y a la sin razón, razón. La
variopinta actualidad nos muestra anversos y reversos de las mismas y cada uno
se acoge a lo que más le interesa. Hay evidencias clamorosas que es mejor no
discutirlas, no hacer regates a la verdad y admitirlas como son. Estaríamos
hablando de la pureza de la grandeza y al mismo tiempo preguntando: ¿Hay
alguien grande?
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