A los partidos políticos les vienen grandes las críticas que se les hace. Lo demuestran formas de proceder poco elegantes. Es decir, se retratan sin utilizar la máquina de fotografiar. Así evitamos gastos. Son de una pequeñez que llegan a convertirse en miniaturas. Lo mismo pretenden aplausos a las cosas que hacen mal, lo mismo piensan que todo el monte es orégano, y no es así. La arrogancia no es el mejor síntoma de utilidad de un político, esa es la plenitud del esperpento.
Todos sufren esa deformación haciendo una mezcla con la prepotencia cuyo cóctel es el afrodisíaco de la imbecilidad. Hay hechos que definen a un político, y haberlos ay los como las meigas. Y hay además vergüenza ajena de ver la altura de esa bajeza. Se les olvida muy pronto que son elegidos por el pueblo, sin tener en cuenta que ese mismo pueblo puede no volver a equivocarse. No les vendrá mal hacer un acto de reflexión para que tengan presente que estar en el trapecio es jugar con la caída. Que no sea nada.
Cuando se está en el poder desgraciadamente se juega con los ciudadanos, hacen caso omiso, hasta que llegan nuevas elecciones y ofrecen lo que no dan. Esa es la dinámica de este colectivo que como bien dices utiliza la arrogancia y la prepotencia.
ResponderEliminarFlirtean con el abismo. Y deben notar el aliento en el cogote de indignados que somos muchos.
ResponderEliminarLlevas toda la razón del mundo amigo.
ResponderEliminarSolo falta que les llevemos el almuerzo, la cerveza y se sienta a gusto. Vivir para ver.
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