lunes, 12 de octubre de 2015

MIGUEL HERNÁNDEZ GILABERT

Miguel Hernández murió solo. La vida lo transportó a la majestuosidad de la calma. La vida cruel, que no tuvo piedad con el genio. Azarosa y amarga, le propició el ingenio, talento y sabiduría para dejarnos obras maestras, de quien hizo de sus ideas, la libertad, y la lucha, para evitar ataduras, que el viento del pueblo se llevaría. Dejó de respirar para alimentar con su adiós la esperanza de ver el sol, fraguando el sueño dorado de la espiga, la primavera de colores y la bandera de la libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario