La corrupción, nepotismo y
despilfarro, han sido desde la instauración democrática en este país, la hoja de ruta del
bipartidismo, una lacra de lujo que ha hecho posible el obituario de un pueblo
que necesitará ingeniería financiera para salvar el granero del pan de humildes
ciudadanos. Una hazaña que solamente está al alcance de depredadores
desvergonzados dispuestos a vender honradez a costa del robo y el expolio
descarado. Ese ha sido y sigue siendo el modelo que el bipartidismo ha
patentado durante los años de sus gobiernos, para mitificarse en la conducta
indigna de la pravedad. Y deja una estela de descomposición moral, en la que
quedan atrapados para ser referentes de vergüenzas ajenas. Si la aportación de
la izquierda y la derecha durante el periodo de sus gobiernos ha sido el caos,
no es muy difícil deducir que lo que le hace falta a este país es la seriedad y
la honradez no quebrada.
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