Cuando ves que en los partidos políticos no hay
tolerancia a la libertad de expresión, están cuestionando la
democracia. Y cuando eso se cuestiona, la reciprocidad a la hora
de votar deber ser consecuente. No se puede menoscabar, ni lacerar la
Constitución, que es el acta de nacimiento de las libertades. Pero esa
parálisis democrática que sufren los políticos, debe llevar consigo la
invalidez para ejercer cargos públicos. Esas conductas mefistofélicas, son
reprobables, de índole proterva. Y en el siglo XXI, esas formas son
inaceptables, inadmisibles, osadas, y dignas de rechazo.
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