miércoles, 6 de enero de 2016

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE

La mesa de mi despacho sigue en las antípodas del orden a pesar del cambio de año. Apuntes en folios amarillentos del paso del tiempo que su esencia tienen, recortes de periódicos con anotaciones que ya piden la guillotina, algún BIM para que no me olvide de Ana Coronado y libros para que el tiempo tenga su mejor inversión y la mirada encuentre el espejo de su vida. Siempre impregnado de letras porque es el cordón umbilical de momentos que hacen vivir. Como decía Mario Benedetti: “Estábamos, estamos, estaremos juntos. A pedazos, a ratos, a párpados, a sueños”. Hay amores que germinan, brotan y se desarrollan hasta que la muerte nos separe. 

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