Hay una cierta quietud en
la política que origina intranquilidad. No se atisba claridad porque solo hay
espesura. Así van pasando los días y el desvelo de muchos esperando que
concluya esta situación que, pasajera o no, propicia impaciencia y
preocupación. Es el momento del relevo, la renovación y las reformas. Pero me
asiste la duda de si este conglomerado de modificaciones que son vitales se
puede llevar a cabo con la incertidumbre de un futuro Gobierno que vivirá moribundo.
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