La vida política nos
muestra con frecuencia a indocumentados para su ejercicio, vacíos de materia
gris. El grado de tolerancia de este país con el mundo de catetos del colectivo
traspasa la barrera de lo tolerable. Poco importa la exposición de la dignidad
con el culo al aire. Aunque podría ser tolerante por aquello de la dignidad de
comer, en política, no todo vale. “No se pierde lo que nunca se ha tenido…..
Incluyendo la dignidad” (Nelly).
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