Las vacaciones están a punto
de poner fin, y es de suponer que los
políticos habrán repuesto fuerzas, porque el otoño no será apto para
débiles. Quedan muchas asignaturas por aprobar y hay materias que no se
pueden aplazar. Este Gobierno al que no le veo coordinación, debe tener en
cuenta una de las prioridades que más apremia, el crecimiento, sin el no
hay salida posible. Pero tampoco nadie marca pautas para regenerar el desplome
y pogromo de multitud de empresas. Hay que fomentar, impulsar, promover, y potenciar a la pequeña, mediana
empresa, y autónomos. Lo que no es admisible es ir sumando más parados, y
desahuciados. Y para eso es necesario
que el Gobierno no deambule y fije criterios de seriedad y trabaje con orden,
rigor, agudeza, perspicacia y clarividencia. Su anarquía es un síntoma
insultante de un Gobierno zonzo. El caos ondea en la Moncloa.
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