Cuando transcurría una hora
del pleno del jueves, decidí marcharme para preservar la salud mental y
aislarme de la angustia que ocasiona ver a intérpretes de la vida política mostrando
lo mejor de la mediocridad y consumiendo el tiempo y la paciencia. Torrent se
merece otros protagonistas y no figurantes de la política, amantes de
insoportables tedios.
Se perdió la actuación estelar de Amat, recordó la bajeza política de nuestra ciudad y un nivel digno de patio de colegio.
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