La CÁRCEL, es la universidad
del delincuente. Allí se forjan buenas carreras y hay penas que nutren malas
conciencias. La época de la vida requiere prisiones que no sean prisioneras de
conductas y tiempos primitivos. Dignificar la vida de los reclusos conlleva
habilitar talleres ocupacionales, bibliotecas, psicólogos, educadores,
instrumentos que hagan posible, que la estancia en ellas, sea el salva conducto
de la integración en la sociedad, y no revierta en ampliar conocimientos para
hacer más precisa la delincuencia. Yo soy poco amigo de ellas, salvo en
determinadas circunstancias. Por ejemplo: Todos los políticos corruptos, serían
dignos de acabar sus vidas entre rejas, para que supieran lo que es el peculio,
llevar una vida con más sosiego y calmar la ansiedad de robar. Aunque la morada
estaría lejos de ser el reino de los cielos, al menos encontrarían el lugar
donde el paraíso de los sueños, sería robar la libertad y no el dinero del
pueblo.
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