Dividido el PSOE sigue las
pautas que marca el Gobierno y se postula como protagonista de una suplencia en
la política que sonroja. Los luchadores por los obreros han sucumbido
ante el salario mínimo para dejar patente que este partido es una sombra de lo
que fue. Son socialistas atenazados de coraje, incapaces de poner brillo a la
moralidad y presos de iniciativas que se identifiquen con sus siglas. Decía
Fidel Castro: “Ni un paso atrás. Ni para tomar impulso”. Han retrocedido a la prehistoria.
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