Hace tiempo escribía un post
en el que venía a decir que vivimos en un mundo cainita, de pobres para
que haya ricos, y de ricos para que haya pobres. Una mezcolanza de humanos que
establece lo menos humano, la servidumbre que siempre arrastra el que está
sujeto a ser criado y siervo para señores de alta alcurnia. El desequilibrio y
las diferencias que se ven y se padecen en este mundo son la consecuencia de sociedades pazguatas. Es
evidente que habrá otras, tal vez la de estar de forma permanente en el
escenario del pavor por aquello de que la soga es aliada de quienes no son
señores de linaje.
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